Sexualidad en la adultez

La mayoría de los sexólogos aseguran que en las parejas heterosexuales en edades adultas se observan de modo general pautas de sus precedentes en cuanto a modos, posiciones, costumbres y maneras de satisfacción, aunque ya existen menos tabúes que en tiempos pasados.

Por supuesto, hay diferencias significativas entre cómo se vive hoy en día la sexualidad y cómo se vivía hace 40 años. El cambio se basa en la facilidad con que en estos tiempos presentes se dialoga  de una cuestión que las abuelas no podían tratar con sus mamás, sus hijos o sus esposos. Actualmente los seres humanos se sienten más desinhibidos  a la hora de expresar sus criterios sobre la sexualidad.

Los adultos heterosexuales tienen como periodicidad en sus encuentros amorosos el ritmo de tres encuentros sexuales a la semana, no obstante  esta frecuencia  es proclive a reducción.

Causas como el estrés y la falta de tiempo para el relajamiento de las parejas, son de los motivos manejados como posibles factores en el descenso de la asiduidad de la relación sexual.

En la edad adulta en muchas ocasiones el apetito sexual se encuentra ausente y el sexo se convierte en un instrumento de posesión y no de sensualidad y erotismo. Además le agregamos las temibles disfunciones sexuales, más evidentes en el sexo masculino que en el femenino, pero con trascendental incidencia en los dos sexos.

Los números demuestran que entre el sexo femenino en edad adulta la disfunción más repetida, además de la ausencia del orgasmo, es la falta de apetito sexual, mientras que en el sexo masculino son los problemas para alcanzar la erección.

Las cifras a nivel mundial exponen que cerca del  50% del sexo masculino con edad entre 45 y 70 años tienen disfunción eréctil aunque sólo asisten a especialistas alrededor de un 12%. Muchos prefieren  esconder su disfunción con el concepto errado de que así mantienen impecable su condición de hombre.

Años atrás se pensaba que las disfunciones sexuales se debían a factores psicológicos pero ya se ha demostrado, que al menos en el sexo masculino, el mayor índice de disfunciones son producto de problemas orgánicos o  causas como fumar, beber alcohol, sedentarismo, etc.

La vida sexual de la edad adulta continúa muy encaminada hacia lo elemental, con ausencia de sensualidad, juegos y creatividad sexual. El placer de la mujer no sólo se centra en un pene erecto, existe también la preferencia hacia los placeres de los sentidos.